miércoles, 13 de enero de 2016



Lo perdido....

Necesitaba recobrar mi quietud. El silencio había mutado llegando a los límites del susurro constante e inexpreso...olvidando así la empatia.
La rutina devoraba las buenas costumbres y presentía una tormenta de madrugada...de las sorpresivas y arrolladoras.
Entonces, sin planificación alguna, el viento cesó. El arrollador silencio me impregnó completa y pacíficamente y me vi...
Me vi viéndome pequeña y asustada, pero me sabía libre. Y supe además que todo era cuestión de percepción... Yo ya no era pequeña, yo no estaba asustada. Yo solo estaba aferrada a un sueño inerte... Pero algo era claro: yo era libre. Y usé esa inconmensurable riqueza; la invertí en una sabia decisión...
Y aquí estoy, disfrutando un bello día pero sin olvidar que las tormentas forman parte del todo.

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