Hola a todos! Feliz dia de la madre <3 !
Los hijos están en nuestra vida desde muchas vidas, con otros rostros y otras voces, pero su alma viene a nuestro encuentro para sanar, para aprender para enseñar...
Como madres haremos lo que sintamos correcto para su bienestar: guiaremos, educaremos y marcaremos caminos y tendencias... serán años de entrega incondicional, pero nunca hemos de olvidar que el objetivo era solo dar y recibir aquello que ellos puedan darnos, sin pedir ni esperar mas; como así tampoco es bueno que, como personas dejemos nuestra vida sin vivir... porque ellos volarán, pero solo lo harán felices y libres de culpas si nos ven que quedamos felices y haciendo lo que nos gusta.
Salud a las madres! <3 <3 <3
domingo, 16 de octubre de 2016
miércoles, 5 de octubre de 2016
Las personas de naturaleza generosa y agradecida deben aprender a "llenar sus arcas" de otra manera que con el simple vaivén de reciprocidad. Pasa que el resto de la gente toma lo que se le da aunque sea mucho... pero nunca devuelve más de lo que en un primer momento "había separado" como para devolver. Los que son bien tratados solo creen que lo merecen y nunca retribuyen en forma justa. Más o menos como cuando en un negocio les dan de más en el vuelto... pocos son los que lo devuelven y mas pocos aún los que retribuyen el haber sido bien atendidos. Suerte que la naturaleza es sabia y siempre a la larga todo vuelve. <3
Isha Onisa. (Clarisa Ardáiz)
Isha Onisa. (Clarisa Ardáiz)
jueves, 29 de septiembre de 2016
Sin problemas...
Cuando en una mañana gris me doy cuenta de que estoy triste, trato de buscar viejos sabores en la memoria: el olor a jazmín, la tibieza de una caricia, una melodía que al escucharla me erice, el sabor del helado... cualquier herramienta es buena para disipar la tristeza.
Cierto es, que es bueno observarla de lejos, pero a la melancolía nunca hay que darle el timón...
Cuando en una mañana gris me doy cuenta de que estoy triste, trato de buscar viejos sabores en la memoria: el olor a jazmín, la tibieza de una caricia, una melodía que al escucharla me erice, el sabor del helado... cualquier herramienta es buena para disipar la tristeza.
Cierto es, que es bueno observarla de lejos, pero a la melancolía nunca hay que darle el timón...
jueves, 22 de septiembre de 2016
Reflexiones matutinas...
Termino mi rutina al fresco del amanecer y les doy apoyo a dos corazones rotos... en la inmensidad de la mañana cantan los pájaros y siento pena (de mí misma también) al ver a gente buena correr detrás de verdades incompletas y de amores tiranos... hoy sanando, no puedo menos que sentir dolor ante otros dolores por los cuales nada puedo hacer para ayudarlos... solo estar. El camino es largo y lleno de atractivos espejismos que se disuelven tras el dolor de las espinas del camino real.
Hoy creo que solo se trata de estar presente...
Termino mi rutina al fresco del amanecer y les doy apoyo a dos corazones rotos... en la inmensidad de la mañana cantan los pájaros y siento pena (de mí misma también) al ver a gente buena correr detrás de verdades incompletas y de amores tiranos... hoy sanando, no puedo menos que sentir dolor ante otros dolores por los cuales nada puedo hacer para ayudarlos... solo estar. El camino es largo y lleno de atractivos espejismos que se disuelven tras el dolor de las espinas del camino real.
Hoy creo que solo se trata de estar presente...
lunes, 19 de septiembre de 2016
Uno se frustra cuando busca algo en el otro y no lo
encuentra…
Es que se busca en aquel el reflejo de lo que alucinamos que tiene y que puede llenar el vacío nuestro, y
es tremendo el fracaso porque el otro no posee lo que nos complete, pues es
precisamente la ilusión de que aquel que nos refleja lo tiene y podría dárnoslo…
y aceptar la realidad y querer al par como es y no por lo que nos regala o lo que
nos pudiera dar… las fantasías nacidas
de nuestras carencias que terminan siendo espejismos ante nuestra momentánea incapacidad
de llenarnos a nosotros mismos…
Reflexiones de charlas con mi amiga del alma..
sábado, 3 de septiembre de 2016
Volver...
No siempre volver es un fracaso... no siempre es con la frente marchita...
Volver también es crecer. Es recordar ese pedacito de torta que dejamos en la heladera, y saborearlo sin culpa días después de un atracón. Es agarrar el libro que por falta de tiempo se nos perdió en la memoria y terminarlo (entendiéndolo mejor esta vez). Es haberse ido apurado quizás y regresar a tomarle la mano a quien queremos.
Volver... yo vuelvo del cine más contenta que cuando salí. Vuelvo después de una tormenta y me reconforto al calor. Vuelvo del almacén con ideas nuevas para cocinar... Siempre se vuelve, pero para eso hay que animarse a salir
No siempre volver es un fracaso... no siempre es con la frente marchita...
Volver también es crecer. Es recordar ese pedacito de torta que dejamos en la heladera, y saborearlo sin culpa días después de un atracón. Es agarrar el libro que por falta de tiempo se nos perdió en la memoria y terminarlo (entendiéndolo mejor esta vez). Es haberse ido apurado quizás y regresar a tomarle la mano a quien queremos.
Volver... yo vuelvo del cine más contenta que cuando salí. Vuelvo después de una tormenta y me reconforto al calor. Vuelvo del almacén con ideas nuevas para cocinar... Siempre se vuelve, pero para eso hay que animarse a salir
jueves, 1 de septiembre de 2016
El caos del espejo
Nos vimos y en ese momento no fue mucho lo que pasó. Quizás por el
compromiso de cumplir la palabra... quizás curiosidad; el caso es que nos
sentamos mesa por medio, sendos cafés en nuestras tazas. Al principio lo
escuché casi distante... nuestra conversación previa desde un chat distaba
mucho de parecerse a ésta. El hombre de humor ágil y ácido de aquel momento no
era el mismo. Pasó más de la primera hora de aquella cita, hablando de su
último fracaso amoroso. Cuando casi agotó el tema; se relajó en la silla de la
confitería, se puso de costado y me ofreció otro café. Su compañía era
agradable y accedí. Él se acomodó mejor manteniendo la postura de perfil. Ahí
fue que lo observé con más atención... fue allí que lo vi: la sensación de
reencuentro que me invadió fue total.
Después de terminado el café salimos a caminar. La energía de
nuestros cuerpos caminando a la par era inmensamente afín y no deseaba que el
paseo terminara. En esas sensaciones estaba cuando me tomó la mano... y así
seguimos durante días; nos fue imposible despegarnos. Nos rendimos a lo
imposible entonces.
La cresta de la ola se convirtió en bajamar con el tiempo.
Decisiones tomadas desde la profunda emoción de verse en el espejo, pero este
acto puede pasar de plácido a tormentoso en una palabra.
Convivíamos y era caótico. Del espejismo de la armonía nada
quedaba. Él invadía mis espacios. Llenaba mis silencios de reclamos y su ego se
enervaba furioso al más mínimo comentario… todos ellos tomados tendenciosamente
para convertirlos en crítica. Y no pude resistir más: Fui a la terminal de
micros. Ya con el pasaje en mi poder volví y empecé a embalar mis cosas: me
regresaba a mi terruño. En ocho meses de estar en la ciudad había amontonado
muchos bultos (aparatos y artículos necesarios para el confort) y hoy era
penoso el traslado de ellos.
Aun no terminaba de embalar cuando regresó. El no tenía horarios y
era azaroso adivinar sus ausencias para mi escape. Pasadas todas las instancias
(reclamos, ira, llanto y depresión) él al ver que yo seguía embalando los
petates me empezó a ayudar. Quedé atónita: él con lágrimas en los ojos me
ayudaba. Así y todo, al terminar salí a
buscar un transporte. Ya era casi cuenta regresiva y volví a la casa para
terminar detalles… los llamaría desde allí.
Pero, y siempre hay un pero, me miró… lo abracé. Y llorando no me
pude despegar. Pasaron horas, el micro se fue sin mí y al otro día acomodaba
nuevamente mis cosas en los estantes…
martes, 23 de agosto de 2016
De la mano de Lorena Fernandez y su proyecto "Proyecto en letras" en breve saldrá una reseña de mi novela "Caminando" ... Un sueño del que algunos editores se mal aprovecharon. Un sueño que tardó muchos años en ser real... Un sueño, nada mas... y aquí va un párrafo del comienzo de esta cruda historia:
" El siempre me llevaba a vivir su pasado... pero para él era revivirlo. Siempre tan presente en su memoria el dolor. Ese que no lo dejaba en paz ni en sueños. Estos: desesperados, acalorados, tensos, sin un minuto de descanso ni tranquilidad muchas veces.
" El siempre me llevaba a vivir su pasado... pero para él era revivirlo. Siempre tan presente en su memoria el dolor. Ese que no lo dejaba en paz ni en sueños. Estos: desesperados, acalorados, tensos, sin un minuto de descanso ni tranquilidad muchas veces.
Cuando
la convivencia llegó a la altura en que la pasión cede un poco, transformándose
de admiración en ternura y de calor en sosiego; ahí cuando otra vez se puede
pensar con claridad, me di cuenta de que no eran todas mentiras, fantasías o
recuerdos... no para él.
Él
cambiaba los tiempos (que por otro lado, para él nunca habían cambiado)
retrayendo situaciones pasadas, tal vez
malhadadas, al presente; logrando así, un perfecto presente retrógrado y
fracasado
No, no eran todas fantasías. Era un fantástico
presente plagado de situaciones inútiles en esa actualidad que había logrado
cambiar y que sin quererlo, no soportaba ni lograba disfrutar."
Espero amigos que lo disfruten... Isha O (Clarisa Ardáiz)
sábado, 23 de enero de 2016
Aprendizaje...
De niña gustaba de historias de magos y hechizos, bosques tenebrosos y caballeros medievales.
De jovencita, a estas historias les sumé relatos de samurais y de maestros ermitaños. No menos buenas me parecían las de monjes que, en un templo de montaña y muy alejados, tomaban algún discípulo que llegara a ellos luego de haber pasado por muchísimas pruebas y privaciones. Ya no soy jovencita, pero sigo creyendo en estas cosas aunque ahora, más madura, se que a un maestro se lo puede encontrar, tal vez en una heladería. También aprendí, que una enseñanza puede durar un minuto, constar de tres palabras, gozar de una cálida mirada... y así y todo perdurar toda la vida.
Siempre fui consciente mi mis carencias. Las visibles y las internas. Las físicas se arreglaron con entrenamiento físico... las otras, en muchos casos con sufrimiento
Los años también me regalaron el saber de que no siempre una enseñanza va pegada al dolor. Puede pasar que, si uno la detecta y acepta, se aprenda con una pequeña dieta inocua.
Y me sometí a lo que creí que era la mejor.
Para eso, crucé medio país. Dejé mi casa. Hice circular mis posesiones y me vine a otro lugar.
Él era afable y atento, pero él tenía una autoridad que pocos se animaban a trasgredir. Él con mas carga, lograba mantener un equilibrio que yo, con menos, no podía sostener. Y me aceptó en su casa. Y les enseñó a sus hijos a quererme (o por lo menos aceptarme) cosa que se que no era fácil. Y de golpe, me vi inmersa en una dinámica familiar elegida, pero que no era propia. Fui aceptada en esa escuela de la vida donde mi vida me llevó, y allí me quede.... yo sabía que era eso de lo que carecía
De niña gustaba de historias de magos y hechizos, bosques tenebrosos y caballeros medievales.
De jovencita, a estas historias les sumé relatos de samurais y de maestros ermitaños. No menos buenas me parecían las de monjes que, en un templo de montaña y muy alejados, tomaban algún discípulo que llegara a ellos luego de haber pasado por muchísimas pruebas y privaciones. Ya no soy jovencita, pero sigo creyendo en estas cosas aunque ahora, más madura, se que a un maestro se lo puede encontrar, tal vez en una heladería. También aprendí, que una enseñanza puede durar un minuto, constar de tres palabras, gozar de una cálida mirada... y así y todo perdurar toda la vida.
Siempre fui consciente mi mis carencias. Las visibles y las internas. Las físicas se arreglaron con entrenamiento físico... las otras, en muchos casos con sufrimiento
Los años también me regalaron el saber de que no siempre una enseñanza va pegada al dolor. Puede pasar que, si uno la detecta y acepta, se aprenda con una pequeña dieta inocua.
Y me sometí a lo que creí que era la mejor.
Para eso, crucé medio país. Dejé mi casa. Hice circular mis posesiones y me vine a otro lugar.
Él era afable y atento, pero él tenía una autoridad que pocos se animaban a trasgredir. Él con mas carga, lograba mantener un equilibrio que yo, con menos, no podía sostener. Y me aceptó en su casa. Y les enseñó a sus hijos a quererme (o por lo menos aceptarme) cosa que se que no era fácil. Y de golpe, me vi inmersa en una dinámica familiar elegida, pero que no era propia. Fui aceptada en esa escuela de la vida donde mi vida me llevó, y allí me quede.... yo sabía que era eso de lo que carecía
miércoles, 13 de enero de 2016
Lo perdido....
Necesitaba recobrar mi quietud. El silencio había mutado llegando a los límites del susurro constante e inexpreso...olvidando así la empatia.
La rutina devoraba las buenas costumbres y presentía una tormenta de madrugada...de las sorpresivas y arrolladoras.
Entonces, sin planificación alguna, el viento cesó. El arrollador silencio me impregnó completa y pacíficamente y me vi...
Me vi viéndome pequeña y asustada, pero me sabía libre. Y supe además que todo era cuestión de percepción... Yo ya no era pequeña, yo no estaba asustada. Yo solo estaba aferrada a un sueño inerte... Pero algo era claro: yo era libre. Y usé esa inconmensurable riqueza; la invertí en una sabia decisión...
Y aquí estoy, disfrutando un bello día pero sin olvidar que las tormentas forman parte del todo.
lunes, 11 de enero de 2016
Partidas...
Dichos que no se dicen...
Hechos que no se expresan...
Llantos que no se lloran...
Risas que no se ríen...
Disculpas que no se piden...
Pequeños detalles que opacanal sol del alma.
Ese día me fui caminando lentamente, como si el padre astro dibujante de mi sombra oblicua, no se hubiere enterado que me estaba dibujando.
Me fui despacio al atardecer... callada pero sin tristezas. Solo me fui. Mi alma sabía que era momento de silencio. La inmadurez seguía sin madurar y aquel era la única respuesta coherente.
Me fui porque aún nos queríamos y la mácula del espíritu inmaduro todavía no era dañina.... Isha Ardaiz
Dichos que no se dicen...
Hechos que no se expresan...
Llantos que no se lloran...
Risas que no se ríen...
Disculpas que no se piden...
Pequeños detalles que opacanal sol del alma.
Ese día me fui caminando lentamente, como si el padre astro dibujante de mi sombra oblicua, no se hubiere enterado que me estaba dibujando.
Me fui despacio al atardecer... callada pero sin tristezas. Solo me fui. Mi alma sabía que era momento de silencio. La inmadurez seguía sin madurar y aquel era la única respuesta coherente.
Me fui porque aún nos queríamos y la mácula del espíritu inmaduro todavía no era dañina.... Isha Ardaiz
sábado, 9 de enero de 2016
Suscribirse a:
Entradas (Atom)